Lecciones de Rusia 2018

3 agosto, 2018

La copa de fútbol Rusia 2018 concluyó el 15 de julio saliendo victoriosa la selección francesa, 20 años después de su primer campeonato en 1998, jugando en casa.  El tan esperado mundial de Rusia trajo algunas lecciones interesantes, con incidentes y situaciones surgidas durante el evento, que se pueden adaptar al mundo profesional.

Un vídeo que estuvo circulando las redes sociales durante Rusia 2018 muestra al colombiano James Rodríguez acercarse a un grupo de fanáticos al descender del autobús del equipo.  En realidad, el hecho ocurrió en la Copa América del 2015, en Chile.  Un niño de 10 años llamaba a cada uno de los jugadores por su nombre cuando salían del vehículo.  Rodríguez notó el llamado del niño, se acercó, y Miguel, así se llamaba el jovencito, lloraba sin parar de la emoción.  El jugador lo cargó y le regaló la sudadera que llevaba puesta, autografiando la prenda.  Eso es humildad, pero también es acercarse a los clientes, quienes les apoyan.  Con el gesto, James Rodríguez se ganó a Miguel de por vida.

Japón dio grandes enseñanzas, tanto por parte de jugadores como por parte de los fanáticos.  Japón y Senegal estaban en el mismo grupo clasificatorio y quedaron empatados en la primera ronda.  El sistema de juego limpio, fair play, ayudó los asiáticos a pasar a octavos de final y enfrentar a Bélgica, ya que acumularon menos tarjetas que el otro equipo.  Los nipones son conocidos por su mística y disciplina en el terreno y fuera de él.  Circuló una foto, que se hizo famosa, mostrando que, a pesar de quedar eliminados del torneo, el equipo japonés dejó los vestidores impecablemente limpios, y hasta con una nota de agradecimiento en idioma ruso.  Los fanáticos japoneses llamaron la atención durante la copa al limpiar las gradas antes de salir del estadio.  Recogían sus desperdicios y los de los demás, no importa si habían ganado o perdido el partido.  Los fanáticos del equipo contrario filmaban a los orientales recogiendo la basura, quienes amablemente sonreían y continuaban con lo que consideraban era su deber.  Tremenda lección de transparencia, educación y cultura.  Es pertinente señalar que eso no requiere ni de tecnología y ni de elevado nivel de ingresos.

El mundial Rusia 2018 probablemente sea recordado como el mundial de las sorpresas.  Los grandes favoritos estuvieron fuera de la competencia temprano.  Alemania no pasó de la primera ronda.  España y Argentina cayeron en octavos de final y Brasil fue eliminado en cuartos de final.  Todos estos equipos, hombre a hombre, tenían una solvencia envidiable, y sin embargo, fueron de las grandes decepciones del torneo.  El valor del mercado de los tres mejores jugadores de la actualidad, Neymar, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo superaba el valor de mercado combinado de 9 selecciones participantes.  No siempre un equipo de estrellas hace una constelación exitosa.

Antes del último partido contra Argentina, el capitán de la selección de Nigeria, Mikel Obi, fue informado de que su padre había sido secuestrado y que le iban a disparar si no se pagaba el rescate.  Obi insistió en jugar contra los sudamericanos a pesar de su situación: “no puedo defraudar a 180 millones de nigerianos”, fue su respuesta.  A pesar de que Nigeria perdió el partido, la buena noticia es que luego la policía pudo rescatar sano al padre de Mikel.  En su caso, jugar en esas circunstancias fue un gesto de honor y compromiso.

Antoine Griezmann, el goleador francés, y quien fue clave en la eliminación del equipo uruguayo, no celebró su gol contra los sudamericanos por consideración a algunos de sus compañeros de equipo profesional de la liga española.  Griezmann es compañero de los uruguayos Diego Godín y José Giménez en el Atlético de Madrid.  Además, Godín es el padrino de la hija de Griezmann.  Eso es respeto a amigos adversarios en su derrota.

Uruguay perdió ante Francia, en un cotejo en que Edinson Cavani, gran jugador de los charrúas, no pudo jugar por estar lesionado.  Sin importar el impacto de no contar con Cavani, Luis Suárez no anduvo con rodeos: “Cavani no jugó, pero no hay excusas”.  Eso es asumir responsabilidad por los resultados.

Francia, el campeón, y Bélgica, incluyeron en su plantel a varios jugadores, que a pesar de tener las nacionalidades respectivas, tenían orígenes diversos.  De un plantel de 23 jugadores, Francia tenía 7 y Bélgica contaba con 10 futbolistas que bien nacieron fuera del país o al menos uno de sus padres era de origen extranjero.  Los entrenadores supieron integrar a todos los jugadores, de diferentes antecedentes y orígenes para crear un ambiente ganador.  Lograron cohesionar a todos los integrantes para lograr los objetivos.  Eso es crear cultura y propósito.

Finalmente, a pesar de haber perdido ante Francia en el partido final, Croacia era uno de los equipos de mayor simpatía.  Antes del partido decisivo contra Francia había jugado tiempo extra en tres partidos consecutivos.  Hay que recordar que Croacia es un país relativamente joven, surgido tras la escisión de Yugoslavia en 1991.  Tiene 56 mil kilómetros cuadrados, con poco más de 4 millones de habitantes.  Los jugadores croatas, encabezados por Luka Modrić, mostraron gran unidad desde el primer momento, considerando que algunos meses atrás, apenas lograron el boleto para el mundial.  El dirigente Zlatko Dalić asumió las riendas del equipo en un momento apremiante y no sólo logró que clasificara para el torneo, sino que también pudo llevarlo hasta el partido final.  Su estilo se ha caracterizado por la calidez y el contacto cercano con sus jugadores.

La presidenta de Croacia, Kolinda Grabar-Kitarović captó la atención de los medios de comunicación.  Asistió a Rusia llevando puesta una camiseta con los colores de la bandera de su país, en apoyo a su selección, y no con vestimenta formal de acuerdo a su investidura.  No pudo ir a presenciar el partido semifinal por una reunión de la OTAN.  Costeó sus viajes en clase económica y observó parte de los partidos en las gradas, no en las áreas designadas para los dignatarios.  Después de los partidos, supo ir al vestuario de sus jugadores para alentarlos, sin importar que aún no se hubieran duchado.  Durante la ceremonia de clausura captó más la atención que el presidente francés, Emmanuel Macron, mostrando afecto tanto a sus nacionales como a los vencedores.

En el caso del entrenador croata, como de la presidenta, eso es liderazgo, y cuando las acciones son espontáneas y genuinas, la gente lo nota.