La crisis que necesitábamos

12 mayo, 2020

Por Alejandro Moronta

¿Es esta la pandemia del 2020 la crisis que necesitábamos? No se lee muy halagüeña una pregunta así, pero sólo por el beneficio de la duda, las crisis permiten saber además la madera de que estamos hechas las personas. Los capitanes de barcos se reconocen por la capacidad probada en sortear tormentas, así como los médicos de renombre por la forma en que han manejado casos difíciles. Se puede continuar la analogía con demás profesiones y oficios ante retos que pudieron ser enfrentados con acierto, y naturalmente las personas que dirigen y forman parte de las organizaciones no escapan a ello.

Hay que establecer una gran diferencia entre liderazgo y jerarquía. No siempre un jerarca es un líder, y sí, una persona sin tener una posición de renombre puede tener las características de liderazgo que muchos envidiarían. Robin Sharma habla de liderazgo sin título. Otro tema que se agrega, y en el que hay que establecer diferencias, es de las personas influyentes, o personas que tienen impacto en la sociedad por expresar sus puntos de vista. Y hay que hacer la distinción entre influenciar y liderar. Aunque ambos términos están relacionados, este último no tanto se asocia con la cantidad de seguidores en las redes sociales como suele ser la acepción en tiempos modernos. En los momentos álgidos, el liderazgo real, sublime, no se trata de atizar una horda mediática, sino unir voluntades con un propósito elevado que conlleve fines altruistas que beneficien a una sociedad o conglomerado.

¿Conoce usted un gran líder? Si es así, y es parte de su organización o esfera, cuéntese dentro de los afortunados. Con todos los progresos de la sociedad y la evolución para elevar la calidad de vida, la mayor referencia al liderazgo suele hacerse sobre figuras históricas. Jefes de estado, personas que dirigen organizaciones, supervisores, y miembros de cualquier grupo, este es el momento de saber de qué estamos constituidos. Y no es momento de mirar hacia el pasado. El pasado es una página que ya se usó en el calendario. Es momento de ubicarse en el momento presente y empezar a mirar en nuestra realidad.

Quizás, sólo quizás, demos cabida en buenos términos a la crisis. Quizás la necesitábamos para saber quién inspira confianza. Y muchas veces no hay que estar siempre de acuerdo o entender lo que está pesando el otro. El panorama puede que sea nebuloso, pero el líder tiene esa gran característica para que su voz o su presencia disipe mayores preocupaciones. Estar en buenas manos o rodeado de ellas es de los mejores pensamientos que se puedan tener en los momentos grises. Y a lo mejor el líder no tiene el panorama claro, igual que los demás, pero sabe que de alguna manera la borrasca pasará.

Quizás necesitábamos la crisis para saber las personas que están orientadas genuinamente hacia los demás. Y con la confianza viene también el tema de que quienes siguen al líder saben que, en el fondo, trata de balancear los temas que tiene ante sí para el beneficio o en algunos casos para mitigar el impacto negativo tanto en la organización como en su gente. Un gesto loable de algunos ejecutivos ha sido el de suspenderse el pago por el resto del año. Mejor aún si no se trata de un efecto mediático, sino de un gesto de solidaridad verdadera para aquellos que están siendo más afectados con la crisis.


Siempre se puede ver cualquier circunstancia donde el césped pueda crecer más verde


Quizás necesitábamos esto para saber quién escucha. Las decisiones que se toman se basan en las informaciones con que se cuenta, y no hay que descartar que muchas de las mejores informaciones son las que se reciben sin filtros o procesamiento. Cuando el líder se presenta en las diferentes áreas e interactúa con la gente, o recibe información directa por una llamada telefónica o conferencia virtual, es la oportunidad ideal para obtener información de primera mano de quienes están en el frente de batalla. Estas voces confían en el líder y saben que esta persona hará el mejor uso de lo comunicado.

Las épocas difíciles sirven para saber quién piensa en el futuro. No se trata sólo de cómo sortear el momento actual, sino de cómo dirigir la nave cuando baje la marea. Se ha dicho muchas veces que después que pase la situación de la crisis, cualquiera que sea, las cosas no serán igual. Es el momento entonces, con la información que se cuenta, de decidir hacia dónde girar el timón.

Más que nunca, los momentos duros son buenos para crear sentido de unidad y propósito. Aunque el impacto del líder se proyecta hacia toda la organización, es en su círculo cercano, dada su interacción más directa, donde se puede crear mejor el sentido de unidad. Esto es muy importante porque este entorno puede proyectar cohesión al resto de la organización.

Todos somos líderes. Si una persona no tiene una posición jerárquica, también es una buena oportunidad de ser un excelente compañero de trabajo, una persona solidaria dentro de lo posible y alguien que colabore durante el temporal. La coyuntura actual está impactando a todos, algunos más que a otros, y lo más conveniente es apoyar los esfuerzos en vez de poner el freno o ser un ente que afecte el ánimo de los demás.

Y si la palabra crisis no significa oportunidad siempre se puede ver cualquier circunstancia donde el césped pueda crecer más verde. Donde haya algún problema o alguna necesidad que satisfacer, entonces el vaso se puede ver medio lleno, o quizás cambiar el vaso y adaptarlo al contenido. Para eso no hay que esperar a una crisis.