Huevos con jamón

18 mayo, 2018

La metáfora de un plato de huevos con jamón es que hay diferencias significativas entre los contribuyentes a su elaboración. Para preparar el plato, digamos que tortilla o huevos fritos con jamón, la gallina participa y sin embargo el cerdo está comprometido. A la gallina le basta con poner el huevo, y este es su aporte a la elaboración del plato. Lo del cerdo es diferente, puesto que pone su propia carne, y se asume que sacrifique su vida para ello. La analogía explica la gran diferencia entre participación y compromiso.

Las organizaciones enfrentan la misma situación con quienes las integran. Algunos participan, otros se comprometen. Participar es relativamente fácil. Sólo hay que ser legalmente miembro de la organización para “participar”. Un empleado es un participante, en mayor o menor grado. El que está comprometido en verdad se involucra. Su ADN profesional y el de la organización están alineados. Sus objetivos e intereses van de la mano con los de la organización.

De compras

La historia que leí hace más de una década sobre un empleado de muchos años que entendía merecer una posición de mayor jerarquía encaja de buena forma. Este colaborador de mucho tiempo en la empresa va donde su jefe y le reclama un mejor puesto en el organigrama, ganado, según él, por sus largos años de servicio. Ante esta petición, el jefe piensa por un instante y le pide un favor, solicitándole que baje al primer piso, vaya al frutero de la esquina y le pregunte por el precio de las naranjas.

El empleado veterano hace según lo solicitado y vuelve diciendo que el frutero no tiene naranjas. El jefe le pide al reclamante que se quede en la oficina, llama a su despacho a un nuevo empleado, haciéndole la misma solicitud que al primero. El recién llegado sale de la oficina, se dilata un poco y al regresar se disculpa por la demora. Inicia comentando que el frutero de la esquina no tiene naranjas, que llegan mañana, pero tiene piñas a $P, lechosas a $L y bananas a $B. Agrega que su demora se debe a fue a otro frutero que está una esquina más lejos todavía del primero, y ese sí tiene naranjas, que valen $N. Para concluir, le pregunta al jefe cuántas naranjas quiere que le traiga. El jefe mira al primer empleado y le pregunta si tiene algo que agregar, a lo que éste, atribulado, dice que no tiene nada más que decir. Participación y compromiso.

En el terreno

En un evento deportivo hay jugadores y hay fanáticos. Asumamos que usted no es jugador. No es lo mismo asistir a un partido y ocupar un asiento, que asistir al partido y animar al equipo. Si sólo va a ocupar una butaca, y en muchos casos a criticar las estrategias y las jugadas, ¿a qué va usted? Si usted es jugador, se pasa el tiempo cuestionando las decisiones del dirigente, y cuando le toca entrar a juego lo hace con desgano, ¿cuál es su propósito? ¿Qué hace usted allí? O usted eligió el deporte equivocado o usted debe cambiar de equipo. La tercera cuestión es incómoda: revise lo que usted quiere hacer.

Cambiemos un poco el escenario. Si usted es el dirigente, procure mantener a su equipo motivado. En un artículo anterior se trata el tema de quién motiva al líder. Al mismo tiempo, analice por qué no todos los miembros del equipo están comprometidos. Es normal que no todos tengan el mismo nivel de compromiso. Si quienes desean conseguir el buy-in de otros en la organización quieren lograr su propósito, hay que replantear las cosas.

¿Qué hay para mí?

Los expertos en el cambio organizacional hablan de contestar esa pregunta a la primera oportunidad. Las personas se integran con mayor facilidad si saben que además de que la empresa logre ciertos objetivos ellos también pueden sacar partido profesional. Esto se traduce en mayor exposición en la empresa, adquirir conocimientos técnicos o del negocio, posibilidades de crecimiento, aliviar carga de trabajo, entre otros.

Hablando la gente se entiende

Los miembros de una organización serán más propensos a involucrarse cuando están bien informados de las iniciativas. Como la comunicación es una calle amplia de dos vías, la comunicación de parte de la cúspide de la pirámide deber ser clara, directa, sin ambigüedades. Sustentar el mensaje con números, y datos para dar mayor credibilidad y transparencia. Plantear realidades. Así mismo, invitar a los miembros del equipo a dar retroalimentación. Las personas serán más propensas a formar parte y a aportar cuando sienten ser escuchadas.

Alguien dijo que cada cual debe ser el cambio que desea ver en el mundo. También hay que pensar que usted no tiene que esperar a que le lleguen las cosas. Búsquelas. Muévase. Preocúpese. Sea curioso. Quienes tienen puestos directivos también se pueden equivocar y no hacer algunas de las cosas compartidas anteriormente. Porque el proceso de despliegue no haya sido el adecuado, no quiere decir que la iniciativa deba rechazarse o resistirse. Por lo menos haga el intento de interesarse en lo que viene. Nadie sabe lo que pueda pasar.

Buen provecho.