Después de la tormenta

24 mayo, 2020

Por Alejandro Moronta

Se ha dicho que en el idioma chino, la palabra crisis tiene doble acepción, pues además de una situación de impacto adverso también significa oportunidad.  Eso no es cierto, idiomáticamente hablando.  De todos modos, este error de interpretación ha sido muy bien acogido en el mundo occidental para resaltar que las crisis también sirven para encontrar oportunidades.

La pandemia del COVID-19 sacará el verdadero yo: lo mejor y lo peor saldrá a relucir en todo esto.  No hay que olvidar que las empresas, grandes o pequeñas, se componen de personas, y que al final de cuentas, su cultura es un reflejo de quienes trabajan en ella, a veces, de quienes las representan.

El caso del 2020 ha llevado a que la mayoría de los países del planeta hayan declarado situaciones nacionales de emergencia, y con ello, la población haya sido puesta en cuarentena.  El objetivo es reducir la movilidad con tal de mantener el distanciamiento físico entre las personas.  Esto provocó el cierre de negocios, total o parcial, y dentro del temporal, algunas cosas han sido evidentes para las empresas:

●Dependencia de un proveedor no es aconsejable.  El proveedor se puede ver como un país o una empresa.  Muchos países han reconocido que la dependencia de una nación, específicamente de China para obtener materia prima y productos, les ha creado dificultades.  La llamada fábrica del mundo ha representado una gran oportunidad de abastecerse de insumos y productos a buen precio, pero al mismo tiempo quedó demostrado el riesgo que ello representa.  Esto es válido para cualquier otro país donde se encuentren los proveedores, e inclusive, en el otro extremo, a los mercados a los que se suple.  Estratégicamente se deben tener otras fuentes dentro del país o en otros países.

●Se puede trabajar remotamente.  No es necesario el trabajo presencial.  Los que hablaban a favor del teletrabajo han tenido una oportunidad en bandeja de plata para que las personas no se trasladen hasta sus lugares de trabajo.  Esto ha llevado al uso exponencial de plataformas virtuales y videoconferencias.  Se prevé que en lo adelante las empresas consideren menos espacio físico para sus actividades, debiendo ir a trabajar las personas esenciales para ciertas tareas.

●El trabajar desde las casas crea al mismo tiempo dependencia de las redes y sistemas de información.  Aquí hay un reto a la capacidad de los sistemas, creando también vulnerabilidad, no sólo contando con que los sistemas funcionen sino también sobre la ciberseguridad.  Cabe recordar que el depender de un proveedor no es una buena práctica, incluyendo los proveedores de servicios de comunicación o sistemas de información.  Para una mipyme, tener más de un proveedor de sistemas de comunicación puede que no sea factible, pero se puede trabajar con más de un banco, una plataforma de conferencias u opciones de cobro de facturas.

●No es nuevo ya realizar transacciones bancarias electrónicamente.  La coyuntura actual las ha potenciado, y con ello un descenso en el uso de dinero físico.  Quizás no sea la muerte del dinero en efectivo, pero sí una golpe de gran impacto.  Con el uso de la banca virtual y otras plataformas también aumentan las aprobaciones electrónicas.  La firma con tinta va a disminuir.  Aumentarán los tokens, tarjetas de claves y contraseñas.

●No hay que ser un experto en operaciones, logística o cadena de abastecimiento para saber que en lo que se supera la situación, lo casi mandatorio es minimizar contacto, reduciendo el nivel de manipulación en la provisión de bienes y servicios.   Queda claro que se afianza el automatizar operaciones, aún en empresas pequeñas.  Se sabe que esto no contribuye con la generación de empleos directos, pero es la tendencia.  En la misma línea, en lo adelante habrá una reducción de la cantidad de intermediarios.  Entregas directas entre proveedor y cliente.

●Algo más que aleccionador fue el determinar qué era lo verdaderamente importante e imprescindible para operar.  Bien sea que ya había determinado o se hizo a la carrera, el detalle consiste en saber los puntos básicos para poder trabajar con lo esencial.  Esto, en consecuencia, lleva a que también se establezca lo que bien sea sobra o es superfluo para la empresa proveer bienes o servicios.

●A veces no hay mucha diferencia entre las empresas y los hogares.  Este momento histórico ha servido para descubrir muchas cosas, físicas y no físicas.  Se encontraron artículos, equipos u objetos que no se recordaba que aún estaban disponibles o sin uso.  Se pueden poner a trabajar, expandiendo capacidad, o desarrollando productos o servicios nuevos.

●Siguiendo la línea anterior, se han potenciado talentos ocultos.  Las habilidades dormidas se despertaron o se desarrollaron.  Las circunstancias empujaron a muchas personas a hacer lo que no habían hecho o no querían hacer.  Por lo tanto, lo que no se podía, se pudo, y en algunos casos se hizo más rápido de lo que se pensaba.  Esta ha sido una gran oportunidad para actualizarse con temas de formación: participación en transmisiones en vivo, leer, investigar, hacer cursos en línea, muchos de ellos gratis o de bajo costo.

●Ciertamente, nuestra naturaleza de ser seres sociales se ha visto trastocada.  No hay sustituto para lo directo y presencial, pero ya Darwin hace mucho tiempo habló de la evolución.  Una vez más, los seres humanos nos adaptamos a las circunstancias.

Al final del día, las empresas con mayor vulnerabilidad, más afectadas con la realidad actual, si no aprovecharon este tiempo para aprender o desarrollar algo hay que decir que la pérdida es doble.  Los más aguzados ha visto todo esto como un estímulo a la creatividad, inclusive un cambio de modelo de negocios.

Tan sólo 3 preguntas para concluir

●¿Qué se va a hacer después de la tormenta?

●Si se repitiera de nuevo la historia, tal y como ocurrió hasta el punto de la limitación en las actividades comerciales, ¿qué haría de nuevo?

●De haber tenido la certeza de que los eventos sucederían como en realidad fueron, ¿qué cosa se habría hecho diferente?