Cómo ganamos la copa del mundo

18 mayo, 2018

Se acerca el mundial de fútbol de Rusia del 2018, y debo empezar reconociendo que el título de este aporte no es mío. Lo tomé prestado del libro homónimo de César Luis Menotti, entrenador de la selección argentina de fútbol que ganó la copa mundial en 1978, la primera que ganó Argentina, y de la que también fue anfitriona.

Rumbo al mundial

Desde 1966, cuando le fue asignada la sede, Argentina trabajaba para celebrar la copa mundial y la selección albiceleste se preparaba de la mejor manera posible, tomando en cuenta lo físico, lo técnico y lo mental. En 1976, dos años antes del mundial, la selección argentina estaba de gira en Europa jugando partidos amistosos. El 24 de marzo, día que jugaban contra Polonia, bajo un gran frío, hubo un golpe de estado en Argentina. Una junta militar había depuesto al gobierno de Isabel Martínez de Perón, tercera esposa del general Juan Domingo Perón y quien ascendió al poder tras la muerte de su marido en 1974.

Los planes deportivos no fueron alterados con el nuevo gobierno. Ni siquiera afectaron a Menotti, muy a pesar de sus inclinaciones izquierdistas. Todo el equipo se concentró en el llamado rescate de la esencia futbolística argentina, con técnica, chispa y eficacia, destacando la creatividad y las habilidades individuales de los jugadores.

Un proyecto de nación

Con el caso de Argentina 78 no hay mucha diferencia con lo que sucede en las instituciones. No se puede separar la política de los objetivos, y es que todos querían la copa. A los militares (la alta dirección) les convenía ganar y dar todas las facilidades y apoyo. El equipo (los empleados) estaban deseosos de darle a su país, y a ellos mismos, un título mundial. El pueblo argentino (los clientes) quería su primer campeonato, y por lo demás, en su país. Todos tenían hambre de llevarse la copa. Estratégicamente hablando, con una victoria, Argentina sería un poco a la antigua Roma, con la premisa de los césares de pan y circo. El pueblo estaría contento. El fútbol, deporte nacional, sería el factor cohesión. En cuanto a eso, todos estaban a una y olvidarían o postergarían la discusión de otros temas sensitivos para la nación.

El mundial

Argentina rebasó la primera ronda, quedando segundo lugar en su grupo, tras ganar los dos primeros partidos y perder ante Italia el tercero. En la segunda ronda Argentina ganó el primer partido ante Polonia y el segundo lo empató 0-0 contra Brasil en un cotejo dificilísimo. En el tercer encuentro batió a Perú 6-0 en un memorable partido, donde los locales necesitaban superar a Perú por 4 goles para poder optar por el título.

El encuentro final, en Buenos Aires, el 25 de julio de 1978, tuvo lugar en el Estadio Monumental. Argentina superó a Holanda 3-1, con dos goles de Mario Kempes y uno de Daniel Bertoni, versus el marcador solitario de Dick Nanninga por los visitantes. La euforia desatada por todas las circunstancias descritas con anterioridad no tuvo límites, y el equipo anfitrión se coronó, en el que el país en conjunto logró el ansiado campeonato.

Lecciones

Dejando de lado las controversias políticas, de la copa mundial 1978 y la selección argentina que ganó podemos obtener algunas conclusiones, válidas para las organizaciones:

-Objetivo común. El país estaba en fútbol. Hubo un plan, hubo apoyo y hubo pasión. Las miradas de la alta dirección, los empleados y los clientes estaban alineadas.

-Equipo. Si bien el goleador estrella fue Mario Kempes (El Matador), sin el apoyo de Daniel Passarella (capitán del equipo), Osvaldo Ardiles, Daniel Bertoni, y el portero Ubaldo Fillol, entre otros, no se hubieran logrado los resultados.

-Clientes. Jugar en casa tiene sus ventajas. Cuando la alta dirección y el equipo son parte de los clientes, son empáticos con sus necesidades, la perspectiva cambia.

-Aprendizaje. Las dificultades se superan. El equipo no ganó el campeonado de forma invicta, y sin embargo logró superar las adversidades. Errores, por supuesto que los hubo. El propio Menotti admitió que uno de sus errores fue el no convocar al joven Diego Armando Maradona. Aprendieron de los fallos e hicieron ajustes.

-Legado. A pesar de su larga data futbolística, Argentina se estableció como uno de los seleccionados a respetar en materia de fútbol. No obstante a ser uno de los equipos favoritos para ganar España 82, hubo ciertas dificultades dentro de los jugadores, incluyendo un Maradona que no pudo hacer un buen campeonato. Sin embargo, con todo y la famosa “mano de Dios” contra Inglaterra, los ché fueron merecedores de su segundo mundial en México 86, y el genio de Maradona dejó su estampa, para continuar como sub-campeones en Italia 90 y campeones de la Copa América de 1991 y 1993. Todo el reflejo de un plan a largo plazo.

Lo que sigue

Ninguna de las lecciones compartidas anteriormente debe ser una sorpresa. Los fundamentos de tener éxito raras veces cambian. Lo importante es no olvidarlos y ponerlos en práctica, y tomar en cuenta de que en la vida real el mundial se juega todos los días.

Pronto sonará el pitazo inicial del primer partido en Rusia 2018, 40 años después del mundial de Argentina 1978. El 16 de junio, Argentina juega contra Islandia, en Moscú. Fair play.